¿De qué vamos a hablar?
Cuando nos llega el diagnóstico de que nuestro familiar sufre una enfermedad incapacitante y que, irremediablemente, provocará una mayor dependencia de forma paulatina, tendemos a caer en la sobreprotección.
Podemos llegar a pensar que debemos proteger a nuestro familiar de cualquier posible peligro y procuramos hacer todo lo posible por él o ella. Sin embargo, esta actitud no es recomendable, sobre todo, en las primeras fases de la enfermedad.
Siempre que sea posible debemos procurar que la persona realice todas las actividades que pueda con seguridad, lo cual fomentará su autonomía.
Es importante que la persona continúe realizando durante el mayor tiempo posible las actividades de la vida diaria que venía realizando siempre que no supongan ningún peligro. Esto hará que mantengan su autonomía más tiempo, pero también hará que tú como cuidador o cuidadora no comiences a sobrecargarte de tareas que la persona aún puede realizar. ¿Cómo lo puedes hacer? Te contamos.
1. Adaptar el entorno:
Este aspecto es fundamental realizarlo lo antes posible para lo cual quizás necesites asesoramiento profesional. Pero te contamos algunos puntos a tener en cuenta:
- Elimina elementos peligrosos: por ejemplo, alfombras ya que pueden ser origen de caídas. O elementos de cristal.
- Simplifica los espacios: en estos casos, los espacios deben ser sencillos, eliminar cosas innecesarias (menos cosas, menos peligros).
- Mantener el orden: es muy recomendable mantener el orden en casa, que las cosas estén siempre en su sitio, y que sea el lugar donde siempre han estado, así será más fácil para la persona acceder a ello.
- Adaptaciones: será necesario adaptar el cuarto de baño (asideros, asientos de ducha, etc.) así como la colocación de barras en pasillos, por ejemplo.
- Ayudas técnicas: cubiertos y vasos adaptados, etc.
Como decíamos, es importante que te asesores con un profesional para que te recomiende las adaptaciones que serán necesarias en tu hogar para hacer de él un lugar seguro, confortable y que fomente la autonomía de tu familiar.
2. Fomentar lo que pueda hacer por sí mismo o sí misma:
Es fundamental que la persona haga todo lo que pueda hacer, si es necesario con supervisión.
Ayudarles más de lo necesario o no permitir que haga ciertas tareas sencillas por miedo o impaciencia hará que disminuya su autonomía, llegue antes su dependencia, se sienta anímicamente peor y esto, además, repercuta en tu propio estado físico y emocional.
Es más importante el proceso de la actividad que el resultado de la misma.
Es decir, que es más importante que la persona realice la actividad que que la haga bien o regular. El simple hecho de sentirse activo y sentir colabora en su propio autocuidado y en las actividades del hogar o de ocio, hará que su autoestima se mantenga en unos niveles óptimos, y evitará que caiga en procesos depresivos.
¿Cómo puedes lograr esto? Aquí te indicamos algunas pautas:
- Observa todo lo que puede hacer por sí mismo o sí misma.
- Ofrécele tu ayuda con instrucciones verbales, mostrándoselo sobre ti mismo/a (por ejemplo, puedes peinarte para que ella vea cómo se hace), o guiándole físicamente.
- Reconociendo su mérito, elogiando su esfuerzo, ofreciéndole tu ánimo.
- Manteniendo las rutinas: con horarios fijos de aseo, comidas, paseos, etc. ya que esto refuerza su sentimiento de seguridad.
- Permitiendo que la persona exprese sus propias opiniones al respecto.
- Dividiendo las tareas en pasos más sencillos: por ejemplo, primero cojo el peine, lo coloco correctamente en la mano, empiezo a peinarme de arriba a abajo, etc.
- No recriminarle o criticarle si los resultados no son óptimos, recuerda que lo importante es el proceso.
- Dejar a su alcance los utensilios que pueda necesitar (peine, cepillo de dientes, etc.).
3. Algunos ejemplos de tareas que pueden realizar:
Como decíamos en un punto anterior, es importante que observes qué capacidades mantiene para confirmar lo que puede seguir haciendo. Además, ser conocedor/a de lo que siempre le ha gustado hacer te ayudará a la hora de ofrecerle actividades que le hagan sentir bien.
Aquí te proponemos algunas ideas:
- Hacer la cama.
- Poner la mesa.
- Ayudar a preparar los alimentos: cortar verduras, batir huevos, moldear albóndigas, etc.
- Limpiar el polvo.
- Barrer.
- Actividades de autocuidado: aseo, vestido, peinado.
- Tareas manuales y artísticas: pintar, coser, bordar, etc.
- Cuidar plantas, jardín.
- Sopas de letras, sudokus sencillos, etc.
RECUERDA: CUANTO MÁS TIEMPO MANTENGA SU AUTONOMÍA MEJOR PARA ÉL O ELLA Y MEJOR PARA TI.
Mantener la autonomía de la persona es un aspecto fundamental cuando nos enfrentamos a una enfermedad como la enfermedad de Alzheimer, Parkinson, u otro tipo de enfermedad neurodegenerativa. Esto, además, constituye la mejor fuente de estimulación cognitiva, emocional y física que puedes ofrecer a tu familiar, el mejor regalo que puedes hacerle, y la mejor forma de cuidarte.
Desde Paracuidadores esperamos que este artículo haya resultado de tu interés. No olvides que estamos para asesorarte y ayudarte a recuperar tu bienestar emocional. Puedes escribirnos a info@paracuidadores.com y esteremos encantados de ayudarte y escucharte.
María Requena.
Terapeuta ocupacional.